Rebusco mi alma a tientas y las palabras hace tiempo olvidadas
Desnudo los versos de un poema vacío,
Me recuerdan las llamas de un hielo que me quema a la distancia
Aun sin tocarme
Llegan a mí con el estrépito de la tormenta que no puede ser saciada,
Y los acordes mustios de un concierto estrambótico que ha perdido la
esencia,
Se me antoja nauseabundo,
Me doblo de desilusión,
mi boca vomita sangre purpurea y ponzoñosa,
mis
venas podridas,
Este dolor radica en mis entrañas,
vive en mis versos y mora en la imaginación
Soy consciente del silencio pesado que retumba en mi cabeza,
en las sombras deferentes de una mente
pintoresca que se echa a perder,
Asisto al funeral de mi prosa inválida,
me arrastro al sufrimiento sin
saber cómo hacerle frente
Y me regocijo del dolor,
sueño
un sueño ingrávido mientras el anaquel de mi vida enfrenta orden de demolición
Permanezco impávida,
no puedo inmutarme frente a un absurdo ya sucedido
Y mis rodillas abúlicas no pueden mantenerme en pie un segundo más,
Ansío la ingravidez del viento que me susurra palabras en un código
extraño
y que a mis odios suena imposible,
Detesto este sentimiento, recurrente y tantas veces despreciado
Resiste mis puñaladas con ímpetu hercúleo y burlesco
Las fuerzas de hormiga solo viven en mi pluma maltrecha y complicada
Me sirvo de ellas para liberar este conjuro maldito que me aprisiona
Pero mis cadenas están hechas de plomo! Y solo viven en mi mente
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