sábado, 5 de julio de 2014

Cuántas veces he bebido de tu pecho?

Porque aun después de vaciar la refrigeradora sigo teniendo sed, traigo un incendio en el pecho que solo tú puedes incendiar. Es gracioso no recuerdo siquiera tu rostro pero tengo memoria de tu pecho. Cierro los ojos y te recuerdo a precisión de ciego ¿Cuándo fue que nos fuimos perdiendo? tontos de nosotros, que tratamos de vivir una locura sin darnos cuenta que las locuras son fugaces y solo existen para el recuerdo, parecen estar hechas para las anécdotas, ¡para encerrarnos de recuerdos! y la realidad nos dio de lleno en la cara, nos fuimos extraviando aun estando de frente, como sucede siempre, poco a poco y sin estar conscientes, empezamos a caminar caminos diferentes, ¡perdiéndonos cada vez que más nos acercábamos! ¿Qué cómo es eso? pues  tal vez sean solo locuras de un corazón derrumbado, venido a menos por el terremoto que vivimos y que como todo desastre natural siempre termina acabando. ¿Si fue intenso? es que acaso existe locura sin intensidad? pues venga! 10 grados a la escala de Richter, si así es como se escribe, algo sin necesidad de ortografía, a silencio y en lenguaje mudo, de besos prestados y tatuajes de almas, de esas que no se borra con cirugías laser ni con otra tecnología interdimensional. Fue un amor a lo loco, ¿ya dije ciego? pues vaya que me repito,  sin lazarillos, avanzamos a tientas con ánimos de caernos, sin notar el abismo que nos rodeaba nos lanzamos a un acantilado con el paracaídas roto, y como ves, terminamos mojados, empapados hasta el tuétano.

Traigo los huesos goteando y en mi closet no está tu pecho.

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