sábado, 27 de diciembre de 2014

llevo...

Llevo la voz dentro de mí y mis ganas de lograrlo todo pesan en los huesos. Estas costillas ya no sienten ganas de fluir, porque se cansaron de mantenerme las entrañas y mi pulso sólo quiere dormir. En esta, su noche de insomnio; lleva tiempo a la deriva y se le van cayendo los demonios.
Me mantengo despierta aun cuando voy cansada de hacerlo, en este claro de arena, y tres vasos de sangría no logran acunarme, si no me alcanza para el whisky por lo menos he de emborracharme. Pero es incierto, aunque los días cíclicos y las noches vacías; nunca con tantas ganas de arrancarme las ojeras y los tatuajes que parecen mirarme con obstinación en burlas de a de veras.
Cada segundo transcurrido es un grito de agonía, si tengo miedo de que la lluvia no voltee a mirarme aun cuando  yo sólo me dedique a enamorarle y siempre termine dibujando una lágrima en mi mejilla.
Cómo he de parar, si he cruzado el umbral del absurdo, que fácil es perderse en un mundo soñado hace mucho, cuando sonrío frente al espejo y no trato de hacer más que sobrevivir desde lejos. Porque el aire es hielo que corta mis pulmones y mis cigarrillos no hacen más que empeorarlo, quién puede arrancarme los dolores? cuando mis ojos se niegan a cerrarse y mis pies caminan en automático, las canciones y locuras de antes que ahora vuelan  en instantes tácitos.
La melancolía que se viste de gala haciéndole reverencia a mis pestañas cuando se justifican los ayeres que sólo esperan a que despiertes, y una realidad tirana va saboteándote las migas de un sueño que adolece. Va oscureciendo, la brisa te revienta el diafragma y nunca entiendes como deshacerte de la resaca; pero sigues, a paso de obstinación, de capricho, prefieres subirle el volumen al rock para acallar los entredichos, nunca amables, jamás oídos.

Cómo escapar del enemigo, si se te vuelve ansiosa la humanidad y ya no quedan amigos. No piensas con claridad, todo se pone gris y los epitafios te dan mejores consejos.

martes, 23 de diciembre de 2014

... a las 2 de la madrugada

Siempre amaneciendo dormida, me levanto queriendo vivir otras vidas,  porque cada día el vértigo me ha dejado dolida. Cuando los silencios son una plaga y mis días empiezan a las dos de la madrugada.
Formo parte de un ejército de imbéciles, de miserables, aguantándose la cordura en un afán de callar aquella voz de la conciencia que cada vez se vuelve más dura. Corriendo siempre por garchar el tiempo, danzando siempre a premura.
Pero qué de malo tiene soñar en insomnio? Aunque los minutos llegan caducados y termines siempre estrellado.
En una sociedad en donde todos quieren algo y nadie regala nada; pues hasta las sombras que nos acechan nos sacan los intereses, nunca mal devengados.
Voy bebiéndome mis ansias, jugando al profe de andanzas; cuando en realidad las resacas me tienen de a malas. Muchas ausencias, pocas nostalgias.
Será que se me pone gris el destino cuando escribo o escribo cuando me deprimo?
Si las tristezas se me agrupan en el alma y los abrazos siempre me dan migraña, quién aguanta mis desvaríos? Siempre renegando de adolescentes en amoríos.

Nada de eso importa,  casi nunca llego a la mañana y las cortinas sólo ruegan a que salte por la ventana.