martes, 23 de diciembre de 2014

... a las 2 de la madrugada

Siempre amaneciendo dormida, me levanto queriendo vivir otras vidas,  porque cada día el vértigo me ha dejado dolida. Cuando los silencios son una plaga y mis días empiezan a las dos de la madrugada.
Formo parte de un ejército de imbéciles, de miserables, aguantándose la cordura en un afán de callar aquella voz de la conciencia que cada vez se vuelve más dura. Corriendo siempre por garchar el tiempo, danzando siempre a premura.
Pero qué de malo tiene soñar en insomnio? Aunque los minutos llegan caducados y termines siempre estrellado.
En una sociedad en donde todos quieren algo y nadie regala nada; pues hasta las sombras que nos acechan nos sacan los intereses, nunca mal devengados.
Voy bebiéndome mis ansias, jugando al profe de andanzas; cuando en realidad las resacas me tienen de a malas. Muchas ausencias, pocas nostalgias.
Será que se me pone gris el destino cuando escribo o escribo cuando me deprimo?
Si las tristezas se me agrupan en el alma y los abrazos siempre me dan migraña, quién aguanta mis desvaríos? Siempre renegando de adolescentes en amoríos.

Nada de eso importa,  casi nunca llego a la mañana y las cortinas sólo ruegan a que salte por la ventana.

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